

Patricia Peyró @madridmuychic
«Cría fama y échate a dormir», aclama el dicho popular. Pues bien, éste parece ser el último grito-consigna cuando una personalidad del mundo de la cocina abre su segundo o tercero local. Sólo por el hecho de haber saboreado las mieles de un éxito anterior, éste se presupone también en el nuevo local.
El Gordo de Velázquez es otro de los casos en que hay una figura de relevancia detrás: se trata de José María Ibáñez, un chef bien conocido por su experiencia anterior en Jockey, por haber trabajado junto al grande Pedro Subijana, y por su paso por Teatriz. Además de por los canelones, claro: los de Semon, en concreto. El chef estuvo durante años dirigiendo los fogones de esta tienda gourmet mítica y más conocida por sus platos preparados. En El Gordo, el chef continúa como chef ejecutivo, pero además participa como socio del negocio, por lo que su compromiso con la calidad se presume aún mayor.


El local sólo puede definirse como sensacional, tal y como augura su agradable y «happy» terraza, que mimetiza a la perfección con el entorno súper respetable de la calle Velázquez. Cada vez hay más nivel en el interiorismo de los locales de moda: ahora no vale sólo con cocinar y que la comida sea buena: es fundamental que el ambiente te atrape y enamore también desde el principio. El responsable de la decoración de esta nueva joyita de Madrid es Decolab , uno de los estudios punteros del momento, tal y como demuestran con creces.
La entrada al local se estrena con las clásicas mesas altas para un picoteo más informal frente a la barra, aunque han hecho también un altillo con mesas anterior a la barra. Esta zona es además muy agradable porque ves todo el fondo del local. Han conseguido la sensación de «restaurante», a pesar de tener la barra ahí mismo.
La decoración combina el ladrillo visto con la frescura del azul, y con gran cantidad de flores y plantas, que aportan muy buen feng shui, especialmente en la parte de abajo, que constituye una verdadera sorpresa, ya que las zonas inferiores y con menos iluminación parece que agobian y suelen ser las que menos gustan a los clientes. En este caso consiguen eliminar la sensación de cerramiento. Esta misma sensación de confort la encontramos en Juanita Cruz, donde han logrado crear varios salones en una especie de sótano ubicado debajo del espacio de Pipa & Co. Un diez para ellos también.




Los vinos que acompañan a la carta son una extensión de esta, asimismo con una mezcla ecléctica entre lo clásico de Marqués de Murrieta y opciones más modernas que incluyen cavas y champagnes.


(Fotos propias y de El gordo)
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