Se encuentra literalmente en el puerto, frente a los barcos, y justo al final del todo, próximo a la Virgen del Carmen. El Pangea se concibe como un «night club» de lujo para que los que residen en los yates pisen un poco de tierra firme pero sin alejarse demasiado, y casi como si fuese un segundo salón de su propio barco, en un anexo divertido y musicalizado con djs internacionales, mujeres muy guapas, y, sobre todo, unas vistas espectaculares de Puerto Banús.
Vaya por delante que soy bastante amiga de los sitios para guiris, al contrario que mucha gente española, que los aborrece. Pues bien, este lugar está absolutamente orientado al público extranjero y fundamentalmente inglés, pero no por ello deja de ser un sitio grandioso y en el que es muy agradable tomar una copa acompañado de gente joven y de bellezas despreocupadas por la resaca al más puro estilo «Jonhy: la gente está muy loca» (la canción).
La tarifa de las mesas de dentro, que están en la parte discotequera y frente a la barra, es de 250 euros. La tarifa de las mesas de fuera, en cambio, asciende a los 500 euros. Pero no hay que asustarse. ¡Tranquilidad! Son gente empresaria y razonable. Y por ello te permiten sentarte en alguna de las mesas de fuera destinadas a los millonarios internacionales, siempre que esté desocupada, y sabiendo que te tendrás que ir si venden la mesa esa noche. Entre nosotros: mucha de la gente que está, es evidente que va sin reserva o, mejor dicho, sin «pagar» la mesa. Creo que no sería una buena idea impedir a ordas de chicas guapas con altísimos tacones el sentarse a esperar a hombres millonarios llegar a pagar esas y otras consumiciones. Al menos, entre semana, se puede ir sin problema, aunque no digo que los fines de semana no pongan más limitaciones u obliguen a consumir un mínimo de botellas.
Una cosa divertida es que los camareros reparten globos con el «gas de la risa», también conocido como gas hilarante. Es, al parecer, una práctica que está empezando a ser moda dentro de los círculos de la noche más sofisticada, y no sólo aquí, sino también en Ibiza, por ejemplo. No sé si lo habréis probado: se trata de óxido de nitrógeno. Es completamente legal y no alberga consecuencias negativas para la salud. Es decir: no va a producir la muerte neuronal, ni alucinaciones o daños cerebrales irreversibles, ya que no es una droga (aunque sí que se advierte de que un consumo excesivo puede dañar la médula espinal). Su efecto es inmediato y produce una reacción refleja como de risa durante unos instantes. Es divertido, la verdad, sobre todo en el contexto de una buena noche de juerga. Yo lo he probado y no tiene más gracia que ésa. Se comercializa legalmente en ampollas monodosis puesto que se usa mucho en respostería.
El precio de las copas ronda los 17 euros, y lo curioso es que las ponen al estilo pub español de toda la vida. Es decir, en un tubo bastante cutre, y sin apenas elaboración. En cualquier sitio de medio pelo hoy en día, al menos en Madrid, el camarero te monta un espectáculo y hace de la preparación de los cocktails y gins un auténtico rito digno de ver y de alabar. Aquí no. Aquí te ponen el mismo tubo que en las fiestas del pueblo -aunque de cristal, eso sí-.
Interesante Pangea: no dejéis de ir, al menos para conocerlo. Al salir podréis haceros fotos en la pared que tienen acondicionada a modo de photocall, y si no vais bien peinadas, en el aseo tenéis de todo (laca, secador, planchas para el pelo, serum…), amén de todo tipo de maquillaje. ¡Que disfrutéis!
