By Patricia Peyró @madridmuychic
No soy ninguna experta en belleza ni tampoco una gurú de los últimos tratamientos cosméticos, pero sí me cuido bastante, y por ello quiero compartir con vosotras una buena experiencia con la que he conseguido mejorar un poco físicamente sin que los demás se den cuenta de cómo ni por qué.
Se trata de un tratamiento realizado en las pestañas para conseguir que se curven un poco, y además adquieran una apariencia más oscura y con grosor. Es decir: como si llevaran un rímel ligero y bien aplicado. Estos tratamientos no pueden estar más de moda, y no es ningún secreto que hasta la propia reina Letizia es una adicta a las extensiones de pestañas.
Yo, que soy bastante desastre, siempre busco cosas rápidas y efectivas, porque no soy «carne» de peluquería ni de centro estético más que cuando no me queda más remedio, y suelo hacérmelo todo yo (!!). Además no soporto maquillarme los ojos, así que tenía en mente hacerme algo, pero he querido dar un paso previo y más sencillo antes de ponerme las extensiones de pestañas, que son más caras y requieren mucho mantenimiento. Por eso me ha encantado este tratamiento en tres pasos:
1. Te aplican un producto en las pestañas que va a hacer una especie de permanente y sirve para conseguir la forma que quieres.
2. Te ponen un aparatito que es como si «pellizcara» las pestañas y te las modela (pero todo ello con los ojos abiertos en todo momento).
3. Te lo quitan y la pestaña queda curvada.
Un cuarto paso opcional por el que yo opté también para mejorar los resultados fue el tinte de pestañas.

En total tardas 20 minutos, y otros diez o así en el tinte. Miento, al final te enrollas un poco más, pero porque son tan simpáticas que te lo pasas bien y te gusta que te cuenten cosas y den esos «tips» para cuidarte un poco mejor. El precio del tratamiento rizado de pestaña es de 30€ + otros 10€ del tinte = 40 euros ¡Merece muchísimo la pena!
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